jueves, 12 de abril de 2018

Sobre las secadoras, toallitas y bacterias

Comenzó como una historia urbana, algo difícil de creer, pero lo escandaloso del tema originó que algunas instituciones decidieron verificar por sí mismas y se han realizado experimentos y análisis para confirmar lo que se denunció en redes sociales: que los secadores de aire caliente para manos, instalados en baños públicos en todo el mundo, esparcían bacterias a las manos de los usuarios, con lo que las contaminaban en lugar de preservar su limpieza.

La Universidad de Connecticut (Estados Unidos) realizó la prueba en 36 baños de sus instalaciones y el resultado confirma lo dicho: Los secadores de manos de los baños contienen más bacterias que los demás ambientes, fomentando su expansión al ser utilizados, ya que el aire que expulsan estas máquinas es el absorbido dentro del propio ambiente! Si se trata de un baño público, las bacterias que se esparcen durante el uso y la limpieza de los sanitarios, es absorbido por los secadores. Eso puede incluir bacterias fecales...

Según la Universidad de Westminster (Reino Unido) que realizó la misma prueba, se informó que los secamanos de aire de alta velocidad incrementan la presencia de bacterias en un 42% y los de aire caliente en un 254%.

Para evitar esto, en cualquiera de las modalidades, sería necesario que se incluyan filtros especiales entre la salida de aire y las manos del usuario, o volver al uso de toallas de papel, que se evitan por un tema de ahorro de papel, en un enfoque de economía ecológicamente sustentable.

De otro lado, es importante definir qué sistema de limpieza tiene mayor impacto, tanto económico como ambiental, si el consumo eléctrico o el del papel (como impulsor de deforestación), incluyendo la opción del uso de papel reciclado.

Fuera del marco sanitario, desde la perspectiva eco-económica hace algunos años la consultora Environmental Resources Management (ERM) realizó a su vez un estudio a solicitud de una marca de secadores eléctricos, y el resultado indicaba que era los secadores evitaban la tala de árboles y el procesamiento de toallitas residuales. ese estudio se basó en equipos de modelos específicos  y comenzaba considerando los efectos ambientales de la fabricación del aparato, versus las consecuencias de producir toallitas y sus dispensadores así como las bolsas plásticas para la limpieza diaria. Su conclusión fue que tras 130.000 usos el secador eléctrico habría generado cerca de 1,6 toneladas de CO2, mientras que las toallitas supondrían unas 4,6 toneladas.

Sobre el aspecto del consumo de toallitas en sí, de piezas de papel reciclado o de tipo tisú, una conferencia TED nos brinda información de gran interés, que nos permitirán utilizar este recurso de modo más conciente.

https://www.ted.com/talks/joe_smith_how_to_use_a_paper_towel?language=es


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